domingo, 21 de septiembre de 2014

Velada con el tito Kevin

¿No os ha pasado nunca que acabáis el fin de semana y os hace falta otro fin de semana para descansar de ese fin de semana? Bien, entonces no tengo que explicároslo. Holy shit, qué cansada estoy. Esta semana se me ha ido de las manos.
Los niños han hecho su primer examen. Ha habido de todo, como siempre, pero en general bastante bien, aunque me he puesto dominátrix para obligarlos a pasar por el despacho, porque son freaking vagos y son capaces de quedarse con todas sus dudas antes que perder quince minutos en la oficina. Cómo se nota que son americanos y que sus vidas son demasiado emocionantes como para perder el tiempo estudiando, cachis la mar. En UniOvi íbamos a los despachos porque no teníamos nada mejor que hacer...
Las clases del máster bien, aunque un poco desconcertantes. Que si niñas secuestradas, asesinatos encubiertos y Foucault (que ya tiene bastante consigo mismo)... Hay cosas que entiendo y disfruto, cosas que no entiendo pero finjo que sí y sonrío, y cosas que no entiendo ni de coña y además soy incapaz de disimularlo.
Luego, el jueves, nos encasquetaron una conferencia sobre Platero y yo. Que a mí me parece muy bien, jode un poco lo que se supone que es nuestro día libre (y aquel plan maravilloso de salir el miércoles por la noche), pero bueno... Pero claro, oigan, yo lo de que me hagan leer en público, como que no. Bailar sí, competiciones de chupitos desde luego, jugar al cascayu sin problemas, pero leer rollo conferencial... mal rollo. No me gusta que me miren, porque se me lengua la traba y me pongo incandescente (en clase es distinto, porque soy la profesora, tengo la sartén por el mango y si maldigo en español los nenes no se enteran, que es lo que más mola).
El viernes fue el día del agobio monumental: la charla con el advisor. Ojito, que me cae muy bien y me río mucho, pero fue un camión cisterna de información así de repente y creo que aún la estoy procesando. Que si investigación, becas de verano, doctorado, conferencias, talleres... Yo solo quiero adaptarme al ritmo de aquí, comer palomitas y ver el Orgullo y prejuicio de la BBC hasta que explote el disco duro, ¿es tanto pedir?
Para cuando acabe el año, estaré haciendo compañía a los agustinos insignes:

(¿Creíais que era broma lo de que el campus tiene un cementerio?)

La recompensa, por suerte, llegó el sábado, día maravilloso en que J y yo fuimos a Philly desde por la mañana temprano a conseguir números de teléfono (¡al fin tengo número americano! Si lo queréis, silbad, porque a partir de ahora pienso cagar para el español), callejear, ver tiendas, beber café, hacernos fotos, comer pizza, ver más tiendas, enamorarnos de cosas que no podemos pagar y morir por agotamiento (de tanto ver tiendas).


El caso fue que he descubierto que una puede sentirse sexualmente atraída por un objeto (en este caso, un preciosísimo vestido de encaje verde oscuro de 128 dólares, éste concretamente -por cierto, en rojo también me vale, por si os sentís generosos; llevo una L-), he vuelto a beber café (MAAAAAAAAL, recordemos los últimos 4 meses del erasmus, el estado deplorable y la casi úlcera de la dieta café-pizza-cerveza-café-...) y he dejado de sentir el meñique el pie izquierdo. Ojalá fuese una broma, pero no; si mañana a estas horas sigue sin responder, lo corto y a otra cosa.
Ayer, pues, como iba diciendo, fue agotador y terminó con una conferencia de Kevin Spacey en la universidad (previa compra de entrada, porque su caché no se paga solo), una charla que fueron risas y que nos sacó de la uni a las ya 10.30 de la noche, cuando mi cerebro ya hacía rato que había colgado del cartel de "Game Over".
Volver a casa paseando, cruzar telarañas gigantes y conocer a los sobrinitos de Ella Laraña solo fue un bonus. Holy shit again, puto miedo de arácnidos mutantes, yo mañana ya me puedo buscar una ruta alternativa para ir a clase o quedarme para siempre en casa. O caminar solo hacia la derecha.
Pues eso, que saltamos de un día de compras por la urbe a un domingo en que he comprado pan de molde, he pasado el aspirador y he preparado mi exposición sobre el humor en La ciudad de los prodigios (libro que ya se está poniendo cansino, por cierto). El contraste es poderoso.

Ahí os quedáis, que son las once y cuarto y yo mañana madrugo. Ya estoy pensando en el rico desayuno que tomaré, porque yo soy así: ansiosa.
Buenas noches a todos, soñad con los angelitos. O con Christian Bale, yo ahí no me meto. Abrazos de luz para todos.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Not a bad life.

Hay tanto que quiero compartir con vosotros hoy...
En primer lugar, diré que escribo a raíz de una serie de comentarios que me ha hecho Cris, la infame Cris, y ya que hoy se sitúa un año más cerca de la muerte, pues me he sentido en la obligación de contentarla.
En segundo lugar, empezaba a sentirme un poco culpable, porque hace tiempo que no actualizo. Ahora me siento culpable, pero porque debería estar haciendo los deberes (suena retro, pero es verdad). Se me acumula peligrosamente el trabajo de cara a la semana que viene y esto no puede ser. Con un poco de suerte, descargará la tormenta que internet me lleva prometiendo una semana y así, al menos, no me sentiré culpable por pasarme el día en casa.
Y es que, amigos, no importa lo muy entrañable que sea el sitio al que vayas si no tienes con quién compartirlo. Un fin de semana en que todo el mundo tiene planes se acaba convirtiendo en un coñazo con todas las letras, porque ir a ver cosas o a tomar café o al cine tú sola... como que pierde encanto. Y gatos no puedo tener, lo pone en el contrato de alquiler.
Lo cierto es que las cosas van cogiendo forma poquito a poco, como esa habitación que antes parecía fría y desangelada y que ahora, con ligeros toques decorativos, ya va reflejando mejor mi verdadero yo. Atención al mobiliario:


Me entusiasma también lo que viene siendo el edificio, por dentro y por fuera, porque estamos rodeados por árboles llenos de ardillas, bandadas de gansos, murciélagos y mapaches que lo hacen todo taaaaaan entrañable... Por no hablar de los pasillos, que me siento como si Jack Nicholson fuera a salir del ascensor con un hacha en cualquier momento.

Decidme que no es igual que el Overlook de "El resplandor", venga, os reto. Un día me encuentro un "REDRUM" pintado en la puerta y me da una embolia.

Otro suceso importante: creo que seré conferenciante fija en la HP Conference de Chestnut Hill College el próximo mes. Me va a llevar dos horas llegar al sitio y dos horas volver, pero creo que valdrá la pena. ¿Que de qué voy a hablar? De fanfics, claro. ¿Conocéis a alguien más capacitado por estos lares?

Si hablamos de las clases, hablamos de mis niños. Tienen casi mi edad, pero me gusta llamarlos así, porque están como pininos, oigan. Maldad no sé si tendrán, pero picardía cero. Aun así, tengo muchas esperanzas puestas en ellos, sobre todo de cara a que dejen de escribirme "difficulo" en los exámenes cuando quieren decir "difícil", por ejemplo. También podrían abandonar lo de "comer banana por la mañana" porque no suena a lo que en realidad quieren decir.

Las clases como alumna ya son otra cosa, porque como lo que tienes que estudiar lo decide otro, pues es como ser un Sim pero sin meter al bebé en el horno ni nada parecido. De todas formas, salvo por una asignatura que todavía no tengo muy claro de qué va (y creo que haré mi presentación, mi ensayo y probablemente acabe el semestre sin llegar a enterarme), casi todo me gusta bastante. Tienen estos enfoques participativos de que hay que hablar y discutir y eso. Yo, que vengo de UniOvi, esto de que me pidan hacer cosas más de dos meses al año no lo acabo de ver, pero bueno...

Para cerrar os informo de que he localizado la tienda HotTopic. Mal. Maaaaaaal. MAL. Tienen de todo de Doctor Who y de Harry Potter. Maaaaaal. Ya tengo tarjeta de socia y unos pendientes con forma de destornillador sónico.
Esto va a ser aquí a mi autocontrol lo que el Sugar en Budapest. Y siendo atea, a ver a quién le pido ayuda yo ahora...

En fin, besos para todos menos para los que no habéis salido el primer día de San Mateo. ¿De qué vais?