domingo, 2 de junio de 2013

Blame it to the alcohol

La noche de ayer no sé ni por dónde cogerla, en serio. Ahora mismo tengo una resaca letal, un sueño que muero y estoy a un tris de que se me caiga la cabeza en los cereales y morir ahogada en muesli con nesquik (imaginaos que cadáver tan antiestético quedaría...).
La culpa es de Elena, siempre de Elena. Ya cuando salgo por Vetusta con ella y con Dudu siempre me acaban liando, pero ahora se confirma, porque llegó el jueves y no ha tardado ni una semana en liarme. Menos mal que íbamos de tranquis, amigos, porque si no igual nos deportan...
Una, que con toda su buena intención decide sacar a su amiga por ahí para enseñarle algo de cultura nocturna, que la lleva a cenar pizza y Somloi (no se pregunta lo que es, se come y a callar), que la arrastra a Morrison's Opera para empezar la noche tranquilamente y que encima lleva chupitos de vodka en el bolso (para darle la chispa de la vida, ya sabéis)... Pues así empezamos, pero acabar acabamos muy diferente.
Nos vamos a Morrison's, donde Elena queda fascinada por el lugar, el trenecito que pasea por el techo encima de la barra y el miedo que da la gente cantando al karaoke. Pedimos la primera, vemos a la gente cantar, se nos sientan enfrente dos tíos que no paran de girarse y mirarnos en plan acosador psicópata (chicos, un consejo, hay formas y formas de mirar a una chica: aunque esteis buenos, si sonreís como violadores la angustia sigue ahí). Pedimos la segunda, siguen los psychos estos ahí. Pedimos la tercera, se piran y vienen a sentarse dos tíos macizorros (y no psychos), pero con nosotras. Ahí, en plan sutil. Eran de una despedida de soltero y los amigos andaban por ahí moñándose a tope por las esquinas y dando berridos de becerro en celo por el micro del karaoke. Os diré que si vais por Budapest y conocéis a un Niklaus rubio, de metro ochenta más o menos, con los ojos azules e ingeniero, ya es colega, así que con alegría.
Anduvimos por ahí un rato, bailamos, me guiñó el ojo Jabba el Hutt (huí despavorida) y marchamos al exterior.
Y, amigos míos, ése fue el error: no se va al Instant. No, mal, mal, mal, nunca, MAL. Sobre todo después de un chupito de vodka y 3 cervezas. Yo quería que Elena lo viese, quedase fascinada y ya, pero nos quedamos y eso está MAAAAAAAL. Pedimos otra cerveza (mal) y nos apalancamos en el futbolín, y entonces pasa por nuestro lado como 3 veces el mismo tipo hasta que se acerca con la típica entrada de "¿Españolas? ¡Yo también!". Valenciano. Se llamaba Nemecio. No, no es broma, de verdad: Nemecio. Tenía 24 años, así que tampoco es que viniese de la época de la guerra, ¿sabéis? Nos contó que solía presentarse como "Nemo, como el pez. Pero no Nemo, Neme".
Pobre hombre, le vacilé tanto las dos horas que estuvo con nosotras que creí que me iba a entrar una hernia. Vosotros me conocéis, para que yo piense que me estoy pasando vacilandole a alguien... Haceos la idea. Y no por lo del nombre, no os equivoquéis, por todo: por Juego de Tronos, por Harry Potter, porque no vocalizaba, porque era valenciano, porque me tocaba ( y a mí no me gusta que me toquen, ¿por qué me tocan?)... Dios, me metí con él lo que quise y más, pobre Nemecio... No paraba de repetirle a Elena "Esta tía me odia, ¿a que sí? Me odia, me odia. La voy a matar, la voy a matar porque me odia..." etc.
Y salgo del Instant porque Elena se quedó atareada con Nemecio. Salgo con un cigarrillo en la mano y me para un rubio y me pide otro. Se lo doy y quedamos fumando en la puerta (las 5 de la mañana, ya de día pleno y tal): que es sueco, que está de viaje, que su vuelo sale dentro de dos horas... Se nos acerca Sueco 2, moreno y guapo, comiéndose un kebap ("This has cinnamon, check it" y me lo pone debajo de la nariz ¿?). Luego llega Sueco 3, un armario de 2x2, cantando a Alicia Keys (le pregunté y me dijo que era un fetiche). Sueco 1 empieza a preguntarme de donde soy, "Spain", "Don't believe you, you speak good English! And you have accent, you're American", "No, Spanish", y coge y llama a Sueco 2 y le pregunta que de dónde cree que soy, y el otro que de San Diego.
Claro, tío, ¿no ves la cara de California surfer girl que tengo?  Tuve que enseñarles el DNI. Estos escandinavos...
Pero Sueco 1 no se achanta y utiliza "Meter ficha", no es demasiado efectivo: "I know you're gonna say no, but I like you, maybe we can go home together...".
Esta soy yo:
PENSAMIENTO: Yo me voy a mi casa a dormir, tú haz lo que quieras, chaval

"At least let me take you home in a cab", ya claro, ahora mismo te digo donde vivo, dame un segundo... Si además Sueco 2 me contó que en 3 horas cogían el vuelo de vuelta...
El caso es que cogí y me volví a casa dando un paseo con luz de día por la calle.
Entonces, cuando ya estoy en casita y me dispongo a echarme y caer en coma, me llama Elena "Tía, no me abre la puerta de casa". Muero. Coitus interruptus, rollus cortatus. Claro, el tío a su casa y Elena a la mía. Ha estado sobando en la habitación de al lado hasta hace media hora y se acaba de marchar con una cara de resaca que era reflejo de la mía propia. 

Noche completita en Budapest. Necesito agua y patatas fritas. O macarrones con queso. 
Empieza a notarse de verdad que sólo me quedan 17 días, supongo que es el momento de hacer todo lo que sea para que no queden espinitas clavadas. Livin' la vida loca (la cantaron ayer en Morrison's, creo que era una señal). 
Muchos besos de vuestro Culo de Coco ;)

1 comentario:

  1. Amo tu blog... amo tu humor, en serio... molas cantidubi, que lo sepas :P

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