martes, 14 de octubre de 2014

It's not always sunny in Philadelphia

Hola, forasteros. He vuelto.

Aunque parezca mentira por mi larga ausencia, estoy de vacaciones (desde hace cuatro días, no más, pero bueno): Fall Break, la maravilla inventada por las universidades americanas que supone una semana en medio del semestre para... rascarte el ombligo, hacer el trabajo acumulado, beber cerveza e ir de compras. Está bien, porque así la montaña de ropa sucia que te crece en la cesta de la colada puede solucionarse, te da tiempo a abastecer la nevera, que generalmente parece la de un campo de concentración, y puedes repasar la agenda y darte cuenta de que Fuck! ¡Tengo mil trabajos pendientes!
Mola.

Seamos sinceros, la segunda parte es que en realidad tienes demasiado tiempo libre y trabajas lo mínimo indispensable para no darte asco a ti mismo. Yo he hecho un ensayo de 4 (en mi línea, sobre poscolonialismo en las películas Disney, claro) y dad gracias a Dios si consigo ponerme con otro ahora (sobre la alternancia de códigos y Dora la Exploradora -como podéis ver, intento mantener el listón alto-). Y lo peor de todo es que estoy casi todo el raro tirada como un despojo, viendo las Chicas Gilmore mientras como helado y pienso "Yo podría estar labrándome un futuro... o haciendo deporte". En fin, sin comentarios, necesito que alguien me espabile a latigazos.

Hace un tiempo extrañísimo que yo creo que es lo que no me acaba de motivar del todo. Un día hace un sol despampanante que dices "Dios, tengo que salir a dar un paseo y absorber vitaminas" y al día siguiente llueve todo el día y solo quieres quedarte en casa, ver una peli de miedo y comer palomitas (ayer vi Oculus, no sé, me cagué un poco pero tampoco es ninguna maravilla). Filadelfia me tiene desconcertada:



Cada vez que voy a la ciudad, que es más de lo que debería y menos de lo que quiero, descubro algo nuevo. Por ejemplo, hay una plaza dedicada a los juegos de mesa; está decorada con piezas gigantes de parchís, ajedrez, Monopoli, damas... Los americanos nos sacan años de ventaja.



Lo malo es que cada vez que salgo de casa, gasto dinero. desde luego, una no se da cuenta de lo cara que está la vida hasta que se va a vivir sola, estoy sufriendo los mismos shocks que cuando vivía en Budapest y no me gusta; yo habría sido una niña rica estupenda... De hecho, cada vez tengo más planes de casarme con un ricachón (que por esta zona todo el mundo está montado en el dólar), dejar los estudios, ponerme pechos y vivir de esposa florero gastiza hasta el fin de mis días. Mi plan B es comprarme un gato que me haga compañía cuando vea las pelis de terror que mencioné antes, dependerá de cómo me pille el día.

¿Cosas positivas y decentes? El viernes, la Harry Potter Conference en la que, ya es definitivo, hablaré durante diez minutos sobre los fan fictions y las nuevas tecnologías como medio de creación literario. Pienso llegar con tiempo a Chestnut Hill College, porque por lo visto todo el barrio está de fiesta con este rollo y se decoran las tiendas, hay gente disfrazada y la leche en vinagre. Haré fotos para vosotros a condición de que reconozcáis que el frikismo no tiene edad ni vergüenza. Gracias.

Mañana vamos a sacarnos el número de la Seguridad Social, que ya iba siendo hora, por cierto, así que deseadme suerte con eso, porque no tengo ni idea de cómo va el tema. Solo sé que tengo que personarme en la universidad a las 9 (madrugar en vacaciones, lo que hay que aguantar) con mis papeles variados y que nos llevan a Chester de excursión como si fuéramos niños pequeños. Hubert siempre nos da dónuts cuando vamos a verle, así que a ver si mañana es uno de esos días.

Además, ya tengo billetes para Navidades, lo que significa que, si los de la Renfe se dignan a poner los horarios y venderme un billete, pasaré la Nochebuena en familia y con un jet-lag de la muerte que combatiré con, sé que lo sabéis, toneladas de café y sidra asgaya. Sí, sí, portaré algunos regalos, porque la maleta hay que llevarla llena de cosas para dejar y traerla llena de ropa que te dejaste en un principio (ay, echo de menos mis jerseys, qué rollo tan raro). Me hace mucha ilusión, la verdad, creo que me hará menos cuando vuelva la siguiente vez y sepa que no hay ropa que llevarme (en realidad, todo se reduce a eso y mi póster del Mapa de los Merodeadores para poner encima de la cama, soy una persona horrible).

Sin embargo, hay muchas cosas que hacer antes: trabajos que entregar, clases que dar, exposiciones que preparar, helado que comer, regalos que comprar y, sobre todo, lo más importante, capítulos de Doctor Who que ver. Capaldi se está ganando mi amor a golpe de frases como "Las viejas se mueren todo el rato, prácticamente ese es su trabajo". Solo espero que no nos mate el ébola antes de volver a vernos.

Muchos besos para todos menos para los que os ponéis bolsas de plástico en la cabeza cuando llueve, eso es de raros.

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