sábado, 1 de noviembre de 2014

Frikis, galletas y Halloween

Ah, colegas, parece que solo escribo en días de lluvia, como los buenos melancólicos (no sabéis la tromba de agua que está cayendo, que me va a romper las ventanas).

Tengo cositas nuevas que contar, empezando por Halloween, que fue ayer y dio lugar a situaciones extrañas como casas decoradas como cementerios (de colores, eso sí, parecía la alucinación de un emo con un tripi) y alumnos que van al comedor en bata y gorro de ducha. También hubo situaciones más normales pero muy yankis, como ver a los niños con sus bolsitas en forma de calabaza yendo a por caramelos con los papis o que nos pusiesen gratis en el cine de la facultad El retorno de las brujas (Bette Midler en uno de sus grandes momentos). ¿El colofón? Decirles a tus alumnos que si vienen disfrazados les das dos puntos más en el quiz que tienen que hacer ese día; y que te lleguen a clase una gata, una diablesa y una tortuga ninja. Eso es lo que le da calidad a mi trabajo.

Por otro lado, nosotros los TAs somos una especie extraña con hábitos diferentes y un horario terriblemente apretado, así que Halloween lo celebramos a nuestra manera: el fin de semana anterior y con una fiesta a lo grande en casa de alguien. Así acaba servidora vestida de Charles Chaplin haciéndose fotos con César, Cleopatra, Caperucita y un cupcake en una azotea a las dos de la mañana. Pura casualidad (y cerveza).


Pero Halloween no es nada, porque pasada esta fiesta, esta sociedad capitalista terrible ya está preparando la siguiente: faltan 3 semanas para Acción de Gracias, pero ya hay pavos de papel decorando espacios variados. Sin comentarios.

Francamente, no sé por qué me atrevo a criticar cuando yo ya tengo las miras puestas en Navidades. Ya estoy pensando en qué regalos comprar, cómo comprarlos, para quién, qué ropa me traeré a la vuelta (Dios, cómo echo de menos mis jerséis, hace un frío que te cagas, colegui), cuándo saldré de fiesta, a qué gentuza veré... Ahora es cuando mi padre asomaría la cabeza y diría: "¡Compulsiva!" y con toda la razón.

Por otro lado, y aún retrocediendo más en el tiempo, he de hablaros de la Harry Potter Conference. La verdad es que fue toda una experiencia, partiendo de que necesité una hora y media en transporte público hasta llegar al sitio y acabando con que hay gente más friki que yo. Vino gente de Oxford a tomar parte, había oyentes disfrazados de estudiantes de Hogwarts, regalaban brownies y café y manzanas de caramelo, pasamos el día entero hablando de Harry Potter y descubrí que el quidditch es un deporte muy real en este país de locos. Una semana más tarde, vi al equipo de quidditch de mi universidad entrenando (los viernes a las 3 delante de Tolentine Hall, por si os interesa).
Yo iba acongojadísima por eso de hablar en inglés en plan serio delante de gente, que había que subirse a un estrado y la repanocha, pero al final solo me tembló la voz un poco e incluso se acercó gente a hablar conmigo al final. Creo que creé un poco de debate entre el público (estupendo, me gusta sembrar la discordia).

Miradme, toda friki y académica.

Mañana nos toca excursión al Museo de Arte de Filadelfia, donde J nos va a dar todo un tour por la parte de contemporáneo. Actividad voluntaria organizada por los jefes, así que ya sabéis: totalmente obligatoria y encima costeada de nuestros bolsillos. ¡Bienvenidos al mundo laboral de los becarios!
Por lo menos nos han prometido comer en un sitio rico y barato. Y luego, al menos la J y yo, nos vamos a ver la penitenciaría, porque nosotras somos así y pasear por el parque es demasiado mainstream. El que se aburre es porque quiere.

Aquí os dejo, que tengo mucho que hacer, se me acumulan papers, presentaciones y lecturas varias. Y hoy hay capítulo nuevo de Doctor Who, que es ineludible porque empieza la finale y creo que me van a dar un infarto, una embolia y una crisis nerviosa todo a la vez. Qué guay.
Besos para todos menos para los que no me sujetáis la puerta del ascensor cuando llego la última, a vosotros muerte.

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