sábado, 13 de octubre de 2012

Diabetes

Eso es, me he comido el equivalente a una diabetes. ¿Y sabéis qué? Que me quiten lo bailao, porque me priva. Qué sitio, amigos, podría haber sido perfectamente el hogar de Willy Wonka y, definitivamente, haréde ello mi hogar en algún momento de mi vida; la pobre R ha tenido que sacarme a rastras de allí, casi me encadeno a la mesa...


Y luego un paseíllo, porque cualquiera se queda sentado después de eso, sintiendo su culo expandirse y comprometer los límites físicos del vaquero... Claro que no salió como esperábamos, porque íbamos buscando Nyugati (la estación de tren) para ver cuánto es ir y volver a Viena, pero como somos unas pobres desgraciadas pues nos metimos por la calle que no era y etc. Ya os haréis una idea. Eso sí, oigan, las calles preciosas.
R y yo ya tenemos un bonito historial con lo de ir a los sitios y no llegar nunca. A mi próximo relato lo llamaré "La oficina de inmigración que no existía": sacas el mapa, estudias las líneas de tram, vas al quinto carajo, que es una zona de gueto total, y ¡puf! La oficina desaparece misteriosamente las dos veces que pretendemos ir. El resto del tiempo está en su sitio, estoy segura, pero creo que nos huele acercarnos... Entonces acabamos paseando in the ghetto (y esto, con la voz de Elvis, resuena en mi cabeza constantemente en un ciclo sin fin, como decía el Rey León), porque hasta eso es bonito en Budapest. Qué turbio.
¿Más cosas? Oh, sí, cuando tus adorables amigos húngaros os juntan a un puñado de españoles inocentes y dicen "Vamos a llevaros a un mirador", pero obvian la parte en la que hay que subir un monte a través del bosque para llegar. Simplemente entrañable: el escenario de Km.666, el frío glacial, la congelación parcial de algunos de tus dedos... Pero llegas allí entre los árboles, a la torre de Erzsébet y miras y...


Mucho mejor, ¿no?
Luego ya te bajan, te meten en un metro, te dicen de tomar algo y tú piensas "¡Oh, sí, chocolate calentito!" y ellos te llevan a tomar un litro de cerveza y/o chupitos de palinka. Tenemos que trabajar la comunicación.
Bueno, nada, es todo cuestión de llegar a casa y meterse bajo un chorro de agua hirviendo en la ducha, así se recupera la sensibilidad de los miembros.
Y ahora me largo, que hay una fiesta de salsa en el Barrio Latino (que es un bar, no un barrio, cuidado queridos míos) y yo tengo que buscar mis zapatos de baile ;)
No hagáis nada que yo no haría y disfrutad el sábado noche, sweeties.

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