martes, 11 de septiembre de 2012

98 magdalenas

Paso de contaros mis movidas con la elección de asignaturas, en serio, paso. Paso, porque es una mierda decir que las aulas son pequeñas y que como no he solicitado plaza antes, entonces ya no puedo ir a algunas clases. Claro, yo qué iba a saber, no es como si el coordinador de mi acuerdo en España se hubiese molestado de enterarse de este tipo de cosas (no, él está de viaje todo el verano y a nosotros, desamparados alumnos con cara de susto, que nos den morcilla, no vaya a ser que alguien sea responsable y haga el trabajo que le toca ¡Dios mío!).
Voy a pasar de contaros también cómo he dado cincuenta vueltas en el mismo día para al final solucionar una cosa por e-mail (hacedme caso, tanto si os vais como si os vais a ir, usad el e-mail para todo, porque así te ahorras desarrollar una misantropía galopante como la que ya me he diagnosticado yo a mí misma).
Lo que sí voy a deciros es que mi casa huele a cebolla frita (?!) y que, como es mi segundo día de clase, ya tengo trabajo que hacer y una presentación que preparar para la semana que viene. Ay, ha sido buenísimo cuando mi profesora ha dicho que quería hacer una introducción a la Literatura y la CIENCIA españolas, he tenido que morderme la lengua tan fuerte y aguantarme tanto la risa que casi reviento (es que no está bien reírse a carcajada limpia en mitad de clase, por muy graciosa que sea la cosa). Pobres, no saben cómo está la cosa por mi patria (je, todavía me dan risillas sardónicas de esas cada vez que lo pienso, qué cachondos los húngaros).

Lo que sí voy a deciros es que son las cinco menos diez de la tarde y llevo cerca de una hora transcribiendo la conferencia más aburrida del mundo. Se me están desgastando las huellas dactilares y odio a la Generación del 98, lo cual no deja de ser una putada, ya que vamos a pasar mucho tiempo juntos este semestre. Ay, Unamuno, no te moriste lo bastante pronto... (qué maldad me sale cuando estoy hasta los ovarios).
Mi otra desgracia del día es que he descubierto un Coffee Company al ladito de casa. ¿Desgracia? diréis. Desgracia, responderé, porque están llenos de cappucinos y muffins y tartas, y yo carezco de fuerza de voluntad para negarme los placeres o ir al gimnasio. Va a tener razón Jara y tendré que buscarme... erm... deportes alternativos. Para quitarme la mala leche del 98 y quemar los muffins, digo.
Bah, qué demonios, Dios sabe que soy demasiado vaga hasta para eso. No, comeré y leeré en la biblioteca y cuando me parezca a Jaba el Hutt, entonces llamaréis a la grúa para que venga a buscarme. O también puedo prohibirme a mí misma salir de casa en los próximos 9 meses, así tendré que sobrevivir con una lechuga, 4 tomates, 3 cebollas, jamón york y algo de queso. Ah, y un yogur de fresa, que casi se me olvida (tranquilos, es desnatado). Lo veo venir.

Me vuelvo a mi Generación del 98. Qué bodrio, colega.
Besos para todos menos para los que estáis de resaca; que yo ya he empezado las clases y soy muy envidiosa. Cabrones.

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